miércoles, 11 de febrero de 2009

Las teorías de G. H. Mead

La obra de Mead aportó además una interpretación de las principales fases del desarrollo infantil, prestando especial atención a la aparición del sentido del yo.
Existen interesantes similitudes entre las visiones de Mead y las de Freud. Aunque el primero considera que la personalidad humana está menos sometida a tensiones. Según Mead los bebés y los niños pequeños empiezan a desarrollarse como seres sociales imitando las acciones de los que les rodean, y el juego es uno de los métodos. Al jugar los niños imitan lo que los adultos hacen. Los juegos infantiles evolucionan desde la mera imitación a otras actividades más complejas en las que un niño de cuatro o cinco años desempeña el papel de un adulto. Mead llama a esto adoptar el papel de otro, aprender lo que significa estar en el pellejo ajeno. Es en este estadio cuando los niños adquieren un sentido desarrollado del yo. Se dan cuenta de que son agentes independientes. Según Mead, tenemos conciencia de nosotros mismos cuando aprendemos a distinguir el "mí" del "yo". El "yo" es el bebé no socializado, un amasijo de necesidades y deseos espontáneos. El "mí", es el yo social. Los individuos, desarrollan la autoconciencia al verse a sí mismos como los ven otros. Tanto Freud como Mead consideran que es alrededor de los cinco años cuando el niño se va convirtiendo en un agente autónomo. Para Freud ello es fruto de la fase edípica, mientras que para Mead es el resultado de la capacidad para desarrollar la autoconciencia.
Un estadio posterior del desarrollo infantil, ocurre a los ocho o nueve años. Es la edad en la que los niños empiezan a participar en juegos organizados. Hasta este período el niño no empieza a comprender los valores y la moralidad que rigen la vida social. Para aprender los juegos organizados hay que entender sus reglas, así como las idea de imparcialidad y de participación equitativa. En este estadio el niño aprende a captar el otro generalizado: los valores y reglas morales reinantes en la cultura en la cual se está desarrollando.
Las ideas de Mead son menos polémicas que las de Freud. No contienen ideas tan chocantes y no dependen de la teoría de un sustrato inconsciente de la personalidad. La teoría del desarrollo de la autoconciencia en Mead ha sido, enormemente influyente. Sus puntos de vista nunca se publicaron de un modo integrado y resultan más útiles por su carácter sugestivo que por haber aportado una interpretación general del desarrollo infantil.

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